lunes, 6 de diciembre de 2021

Mural Escultórico, 40x60 cm, Escultura 1, 1er año del Profesorado en Artes Visuales, ESBA Emilio Caraffa, Cosquín

 


RELIEVE, MURAL ESCULTORICO.  La consigna era realizar una composición abstracta, pero en alguna vuelta del molde ví un pato y ya no pude dejar de verlo! Al final del posteo, una historia para compartir. Hermoso todo el proceso.

MODELADO EN ARCILLA


ESCAYOLA (MOLDE REALIZADO DESDE EL MODELADO DE ARCILLA, QUEDA EL NEGATIVO DE LA FIGURA)


COPIA REALIZADA EN CARTAPESTA DESDE EL MOLDE DE YESO (ESCAYOLA)
EN CRUDO
PATINADA

RELIEVE EN CEMENTO
EN CRUDO

PATINADO


Era una vez un pato que había sido criado en un gallinero. No sabemos cómo, un pato marino llegó hasta aquél lugar cuando aún era un huevo, teniendo en cuenta que aquella granja estaba alejada de la costa. Pero lo cierto, es que criado entre gallinas e instruido por gallinas, el pato estaba convencido de que era la más espantosa y desaliñada gallina del gallinero.

Sus patas membranosas y sus alas en punta estaban preparadas para nadar y volar, sin embargo él no lo sabía. Caminaba tambaleándose, provocando risas y burlas entre los pollos que lo imitaban a sus espaldas.

Así creció sintiéndose feo y distinto. Sin embargo él amaba ese gallinero, aquél era el mundo donde había sido criado; todo lo que conocía y quería estaba allí.

A veces, antes del amanecer, tenía sueños extraños. Sueños azules de agua infinita. Se soñaba a sí mismo nadando en un océano que nunca había visto fuera de sus sueños. Un océano azul. Azul en todas sus variables. Sin embargo, al abrir los ojos, se encontraba otra vez en el gallinero conocido.

Le daba vergüenza verse y hablar distinto, por eso trató de quedarse quieto y callado. Para entretenerse se puso a observar a su alrededor y así vio muchas cosas. Observó que más allá del gallinero había árboles y que en ellos vivían otros tipos de aves. Aves que no eran gallinas y armaban su propio nido.

Entonces, para poder ver mejor, movió el cuello de forma diferente y al llevar la cabeza hacia atrás se encontró con el cielo. Qué increíble alegría cuando descubrió el cielo! También era azul!

Miró tanto hacia arriba que se acalambró un poco, pero eso no era importante en comparación con su descubrimiento. El cielo era inmenso, no se veía el final, cambiaba de color según la hora del día o el clima y, además, en él había otras aves. Algunas pasaban en grandes grupos, volando lejos, formando diseños geométricos. Dibujos en movimiento.

Hubo veces en las que deseó, por un instante, irse con ellas, pero eso era algo inadmisible para una gallina que apenas revolotea a ras del suelo. Y menos aún, cuando hay un gallinero con un alambrado que separa del cielo.

El pato continuó con sus investigaciones, hizo cálculos, descifró los cambios en el viento y así pudo saber la época del año en que pasaban las aves migratorias. Las esperaba secretamente.

Un día, repasando todos los lugares conocidos del gallinero, vio la puerta. ¿Cómo no la había visto antes? A la noche, cuando las gallinas dormían de pie en sus palos, como era su costumbre, el pato se acercó a la puerta. Simplemente la empujó un poco y la puerta se abrió. Tímidamente salió, caminó unos pasos y, luego, volvió corriendo adentro del gallinero. Era lo mejor ¿no? Nadie podía saber la cantidad de peligros que habría allá afuera, ni qué dirían las gallinas si se enterasen de que había salido. Pero, ahora, sabía que podía salir.

Pasó el verano, los árboles comenzaron a ponerse dorados. Las hormigas trabajaban incansablemente acopiando comida para el futuro invierno. Era el momento justo.

Una mañana, muy temprano, el pato se despertó. Por el cielo pasaba la bandada. Sin dudarlo, fue hasta la puerta, la empujó, y ante el asombro de las gallinas, salió. Al principio le costó subir, tenía las alas atascadas por falta de uso, pero su verdadera naturaleza guió sus movimientos. Agitando las alas rápidamente fue ganando altura, cada vez más alto, hasta alcanzar la bandada. Entonces se incorporó al grupo y partió feliz rumbo a la costa en busca del mar.

El sueño del pato extraído del libro Cuentan las Estrellas. Publicado por Fundación Williams, 2021.

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