Por
otro lado, la mayor y terminal violencia de género es el asesinato, que implica
en la gran mayoría de las veces, sangre. Sangre que no fluye naturalmente,
presa de una propiedad machista/patriarcal, que se difunde en medios masivos de
comunicación, sangre con sed de justicia de un asesinato que podría haberse
evitado. La violencia se evita exigiendo y ejerciendo respeto y libertad hacia
otras personas, y también hacia una/o misma/o. Entonces me pregunto, ¿Qué tanto
me respeto? ¿Qué tan libre soy? ¿Me acepto tal cual soy? ¿Soy quien quiero ser?
Sé que el cambio empieza en una/o misma/o, empieza en el amor propio. Y no en
el amor romantizado, sino en la fuerza del amor, porque hoy amarse, respetarse
y ser libre es revolucionario, es osado y es básico al mismo tiempo.
Sabemos
que la violencia de género no es solamente hacia las mujeres, sabemos que
quienes menstruamos no somos solamente mujeres y entonces es el aspecto
femenino el que molesta: la mujer heterosexual, la mujer homosexual, la mujer
trans, el varón trans, el varón homosexual, las personas travestis… y todas
esas violencias de género duelen primero por no entrar en los estereotipos
culturalmente aceptados, aprendidos, impuestos, por no "ubicarse" en
lo binario "tradicional".
La
mayoría de las personas vulvoportantes somos personas menstruantes (o lo
fuimos), y tenemos un vínculo directo con nuestra fisiología que nos invita,
sin posibilidad a renunciar, a gestionar materialmente nuestro sangrado menstrual
por al menos 40 años de nuestras vidas, es decir, 480 ciclos o más de 1900 días
sangrando, y así y todo permitimos que sea tabú… Ya es tiempo que aceptemos a
nuestra luna menstrual y la vinculemos a las fases del satélite natural de la
Tierra, ambas con ciclos de 28 días, ambas vinculadas a la energía femenina que
todes poseemos, ambas representantes de la emocionalidad humana.
Visualizarnos,
aceptarnos a nosotres y a les demás para poder elegir quiénes queremos ser y
con quién/es compartir nuestra vida, sin que ello implique amenazas, malos
tratos, miedo, sometimiento, abusos, heridas ni muerte… y que cada elección sea
tan natural y consciente como ver salir a la luna llena, que sea tan natural
como sangrar todos lo meses.
"Que
NO corra OTRA" decreta. Ni otra sangre ni otra persona, que nadie corra
ninguna "suerte" y que la única sangre que corra sea la menstrual.
Por
ello elegí como colores el negro y rojo para que contrasten combinados con el
blanco del papel, cada uno con su rol: el rojo y negro para que llamen la
atención, que se vea el peligro en la frase, el luto, y al mismo tiempo se vea
el rojo menstrual. El cuerpo en blanco, representando su pureza, para aceptar
que nuestro cuerpo es el que tenemos para habitar y defender. Nuestro cuerpo es
puro, es nuestro territorio personal y como tal somos responsables por
conocerlo, cuidarlo, respetarlo y hacerlo respetar. Cada ciclo menstrual es un
ciclo de Vida-Muerte-Vida que trae mensajes, enseñanzas, emociones de las que
aprender para poder fluir con su energía y la de la luna siempre a nuestro
favor. Solo tenemos que aprender a escucharnos y hacernos oír.
Luz Victoria Piña
Obra participante del Concurso #DesviolentArte convocado por el Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Bellas Artes Emilio Caraffa.
Podes adquirir tu estampa original o digital (sin marca de agua). Primera tirada de 6 estampas, 5 disponibles.
mail: luzvictoria86@gmail.com
Se agradece difusión para cuestionar y mejorar realidades. Gracias!